Tarde de silencio que las horas corrompen
demasiado pronto para despertar.
De vanas esperas, de ojeras,
de restos de anoche.
Tarde de domingo igual a cualquier otra igual.
¿Qué más podrías esperar?
Tarde para hablar de nada casi sin culpa,
tarde para hablar de algo de qué hablar.
La radio al oído cuando el sol calienta los sueños,
el fútbol que paga migajas de felicidad.
¿Qué más podrías esperar?
La mente en blanco
después de tanto mirar el techo
solo, sin nada que ver.
Espera tenue a un lunes con ojos de falso encuentro
paseando no más que miserias en la peatonal,
asesinando estrellas sólo por aburrimiento,
sólo por matar el tiempo,
sólo por ser algo más que los demás.
¿Qué más podrías esperar?
La mente en blanco
después de tanto mirar el techo
solo, sin nada que ver.
tarde de domingo
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